Carta de la Tierra
Versión propuesta por Pierre Calame
presidente de la Fundación Charles Léopold Mayer

La Tierra es nuestra única, irremplazable y sola patria. La humanidad, en su diversidad pertenece al mundo viviente y participa de su evolución. Sus destinos son inseparables. Nosotros, herederos de las mujeres y los hombres que nos han precedido sobre esta Tierra, reconocemos nuestras responsabilidades personales y colectivas frente a los otros seres humanos, frente al mundo viviente y a las generaciones por venir.

La humanidad tiene el poder y la ciencia para transformar su medio de manera irreversible. Si por imprevisión, codicia, egoísmo, inconsciencia, por orgullo, ignorancia o indiferencia olvidamos nuestras responsabilidades y nuestros deberes de solidaridad a los otros y frente a la tierra, terminaremos por autodestruirnos.

La magnitud y la rapidez de los cambios que ha conocido la humanidad desde hace un siglo, el crecimiento acelerado de la población, los daños a la diversidad de las culturas y de los seres vivos, el agotamiento progresivo de los recursos y su desigual distribución entre los seres humanos, las iniquidades en el seno de las sociedades y entre ellas hacen necesario y urgente un nuevo pacto entre los seres humanos, por el cual se reconozcan compañeros para la sobrevivencia y el desarrollo de la humanidad y para la conservación del planeta.

Este pacto, destinado a promover la armonía de las relaciones entre los seres humanos, entre las sociedades, entre la humanidad y el planeta, radica en nuestras tradiciones y nuestra sabiduría. Este descansa sobre cinco principios fundamentales:

 
1. Para salvaguardar a la humanidad en su riqueza y al planeta en su integridad, hace falta conciliar la unidad y la diversidad, a todos niveles ;

2. El reconocimiento del otro es el fundamento de toda relación y de toda paz ;

3. La aceptación de las obligaciones relacionadas a la preservación del bien común es necesaria para el ejercicio de la libertad ;

4. El desarrollo material está al servicio del desarrollo humano ;

5. El cambio no es una meta en sí mismo, sino un medio al servicio del desarrollo humano y de la salvaguardia del planeta.

 

Estos principios deben guiar la conducta de las personas, de las autoridades públicas y de la comunidad internacional.


PARA SALVAGUARDAR A LA HUMANIDAD EN SU RIQUEZA Y AL PLANETA EN SU INTEGRIDAD, HACE FALTA CONCILIAR LA UNIDAD Y LA DIVERSIDAD, A TODOS NIVELESLa humanidad es parte del mundo viviente, y para sobrevivir y desarrollarse debe preservar su integridad.

La humanidad y el mundo viviente están compuestos de una infinidad y variedad de seres, todos ellos interdependientes. Unidad y diversidad son inseparables e igualmente necesarias para la integridad de la humanidad y del mundo viviente.

Toda comunidad humana tiene el derecho de vivir de acuerdo a su cultura y a sus convicciones, a condición de respetar el mismo derecho a la diversidad de sus propios miembros y de las otras comunidades.

 Seperation

EL RECONOCIMIENTO DEL OTRO ES EL FUNDAMENTO DE TODA RELACIÓN Y DE TODA PAZTodos los seres humanos tienen un valor en sí mismos y tienen un mismo derecho a la dignidad, al respeto, a la compasión, al conocimiento y a los recursos naturales del planeta.

Ni los estilos de vida ni las acciones pueden comprometer los derechos inalienables de los demás.

El reconocimiento de los otros es el fundamento de un manejo pacífico de los conflictos y de la búsqueda de la cooperación para alcanzar el bien común.

 Seperation

LA ACEPTACIÓN DE LAS OBLIGACIONES RELACIONADAS A LA PRESERVACIÓN DEL BIEN COMÚN ES NECESARIA PARA EL EJERCICIO DE LA LIBERTADLa libertad de las personas, los derechos de empresa, de investigación y de posesión, así como la soberanía de las naciones están subordinados a la preservación del bien común y a las necesidades de preservar a la humanidad y al mundo viviente.

Todo poder y todo saber implica una igual e imprescriptible responsabilidad ante los otros y frente a la humanidad. Cada uno, con sus propios medios, es co-responsable de la preservación de la Tierra.

Es el ejercicio simultáneo de derechos y de obligaciones, lo que hace de cada persona un miembro de pleno derecho y un ciudadano de la comunidad humana; lo que hace de cada pueblo un miembro de pleno derecho en la comunidad de las naciones.

 Seperation

EL DESARROLLO MATERIAL ESTÁ AL SERVICIO DEL DESARROLLO HUMANOLas verdaderas medidas del desarrollo humano no son ni la acumulación de riquezas, ni la acumulación de saber. Son las posibilidades para cada ser humano de tener una vida digna y agradable, y la armonía de las relaciones entre las personas, las sociedades, entre la humanidad y el mundo viviente.

Los recursos renovables del planeta son limitados y deben ser repartidos equitativamente entre todos los seres humanos; los recursos de la inteligencia y del corazón son infinitos y son fuente de todo desarrollo humano.

La dignidad de las personas no tiene medida ni precio.

 Seperation

EL CAMBIO NO ES UNA META EN SÍ MISMA, SINO UN MEDIO AL SERVICIO DEL DESARROLLO HUMANO Y DE LA SALVAGUARDIA DEL PLANETALa humanidad no puede, sin preparar su propia esclavitud, hacer de la naturaleza y del mundo viviente los instrumentos de sus deseos, moldeables al gusto de su voluntad.

El mundo viviente es complejo. Su funcionamiento inmemorial ha creado nuestras condiciones de vida y de sobrevivencia. Modestia y prudencia se imponen antes de atentar contra su equilibrio.

Cuanto más imprevisibles sean las consecuencias de los avances científicos y técnicos, más grande debe ser la prudencia. Las sociedades humanas no deben implementar innovaciones antes de estar seguras de su capacidad de controlar los riesgos presentes y futuros.


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